La lectura y escritura.

La escritura es más que simples letras conjugadas para crear una historia y estimular la imaginación evasiva.

La verdadera escritura, la escritura del alma, proyecta el sentir, el amor, la verdad, pero sobre todo, la crítica, la crítica que estimula a la imaginación creadora que no nos lleva a mundos alternos, sino que nos lleva a ver e innovar nuestro mundo después de haber criticado.

Por eso, la lectura simple, ociosa y superficial, es una ofensa al ánimo del autor, al corazón mismo de la literatura. La lectura que promueve cuentos evasivos y sin conciencia, duerme e interrumpe la naturaleza creativa. Y la escritura de cuentos fantásticos que no poseen fondo, que no rompen barreras, que no destruyen mitos, que sólo promueven la evasión de la realidad a sus lectores, desprecian la voluntad creadora del alma, por lo tanto a su propia naturaleza, es por eso que deberían ser desechados junto con los que los leen y los escriben. Sobre todo a los que los escriben.

Las verdaderas novelas, los verdaderos poemas y cuentos; son los que llevan el corazón de su autor, el ánimo de un entorno.

La épica, la historia; es la que da al lector el conocimiento de los hechos que constituyen a su sociedad y a su persona.

Los ensayos, la filosofía; llevan la sensibilidad para criticar, basada en el amor, en el sentimiento de trascendencia no individual, si no de toda la sociedad.

Todo género literario, fue creado como medio para plasmar el ánimo, no para entretener y matar el ocio.