Poesía frente al espejo.

Miro hacia al fututo desde mi ruina,
ruina porque creía en el sentido,
porque buscaba razón antes de existencia,
porque quería significado para la materia,
porque buscaba naturaleza y fin estipulados,
porque no creía en el amor sin espíritu enamorado.

Ahora me veo desnudo en el espejo,
sin velo, sin sexo,
porque el sexo es corpóreo
y ahora hasta mi cuerpo es baldío,
terreno árido y que no dará fruto,
sólo insignificancia.

Tan débil me volví por mi dogma,
tan fácil me escondí en símbolos,
que ahora que no los tengo,
que no los invento,
soy una puta sin maña,
una taibolera sin arte,
una ninfómana sin dildo jumbo en el cajón
con el cual calmar las noches frías.

Pero sin Dios, sin signos
solo ante mí,
frente a un infinito inalcanzable,
soy un perfecto vacío,
perfecta valija a llenar de sinsentidos,
de objetos que atrapar y derivar,
sin pasado ni futuro, sólo presente que absorbo,
o sin presente, sólo pasado en absurdo, sin estructura
que mira al futuro como obra de arte en autoconstrucción:
perfecto sueño de la estética.

Pensamiento, voluntad y deseo,
afán y angustia,
desesperación y lágrimas,
sufrimiento eterno de una decisión propia
felicidad completa de un amor encontrado,
sexo con el cuerpo y sin pudor,
placer por estar y por ser,
sin temor a comer una manzana,
sin tentaciones de la víbora.